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Sepolcro degli Scipioni (Via Appia Antica) |
Roma (Italia) se ha ido construyendo sobre distintos niveles, levantando edificios nuevos sobre cimientos antiguos y superponiendo siglos de historia capa a capa. Oculta bajo el suelo y alejada de los exuberantes mármoles expuestos a la luz del sol, la Roma subterránea atesora misterios y riquezas de gran valor histórico y cultural. Es difícil calcular el número aproximado de catacumbas y estancias subterráneas que Roma esconde en sus entrañas. Hay más de cincuenta catacumbas, siempre circundando el centro principal de Roma, siempre extramuros, siempre orilladas junto a una antigua calzada del Imperio.
Estos túneles laberínticos fueron utilizados por los cristianos en la primera mitad del siglo II, como escondite y espacio de culto. Pero sobre todo eran un lugar de enterramiento. Las catacumbas de Roma albergan nichos, criptas, pequeñas basílicas y cubículos, algunos de ellos decorados con pinturas al fresco y mosaicos. Además, hay que añadir las criptas de iglesias y basílicas, los viejos mitreos, las antiguas alcantarillas (como la Cloaca Maxima, en el Ponte Palatino, en la orilla de la iglesia de Santa Maria in Cosmedin) para conformar las decenas de frágiles estratos de la Cittá Eterna.
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Altar de Mitra (San Clemente de Letrán) |
La
Basílica de San Clemente de Letrán (Vía Labicana, 95) [
Web oficial], a pocos pasos del Coliseo, es fabulosa para iniciarse en el culto a las entrañas de Roma. La basílica paleocristiana alberga tres niveles en los cuales se puede ver las transformaciones que sufrió desde la época de la Roma Imperial hasta la era medieval. La de la iglesia actual (siglo XII), la del antiguo templo del siglo IV y, bajo éste, el suelo de lo que fue una casa romana con un amplio patio y un altar pagano dedicado al dios Mitra (siglo II). En ese mismo nivel, en el siglo V un grupo de cristianos habilitó unas catacumbas para la celebración de enterramientos. La villa fue en origen propiedad de un cónsul y mártir romano, Tito Flavio Clemente, uno de los primeros senadores romanos en convertirse al cristianismo. Permitió que su casa se usara como lugar de reunión secreto para sus compañeros cristianos, estando por entonces prohibida esa religión.
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Basilica di San Nicola in Carcere (Roma) |
Bajo el ara del altar de la
Basilica di San Nicola in Carcere (46 Via del Teatro di Marcello), se puede acceder a las excavaciones en las que se visitan los restos de tres templos de la época republicana de la antigua Roma. Los templos estaban dedicados a Juno, Jano y Spes en un contexto arqueológico amplio (templo de la Magna Mater). Sobre ellos y utilizando parte de sus estructuras se construyó esta basílica de San Nicola, muy cerca del teatro Marcello. El título 'In carcere' se debe a la proximidad de la basílica con la cárcel Mamertina. Fue restaurada en el 1599 en estilo renacentista y su fachada fue realizada por Giovanni della Porta que mantuvo el campanario medieval.
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Catacumbas de San Callisto (Roma) |
Algunas de las catacumbas más importantes de Roma se encuentran bajo la
Vía Appia Antica, la reina de las calzadas romanas. En otros tiempos flanqueada por villas, residencias y mausoleos, la Vía Appia conserva aún una zona monumental. Por esta calzada ejércitos, mandatarios y plebe marchaban hacia los activos puertos del sur, lo que motivó que aquí se concentraran las principales ciudades mortuorias del subsuelo romano: las catacumbas de San Callisto, San Sebastiano y Domitila. Las
catacumbas de San Callisto (Vía Appia Antica, 126) [
Web oficial] son las más conocidas, las más exploradas. Se calcula que hay enterrados medio millón de cuerpos a lo largo de sus 20 kilómetros de galerías. Su huésped más ilustre fue Santa Cecilia (aunque su cuerpo ya no se halla aquí, sino en la basílica del Trastevere). San Callisto adquirió importancia por ser, durante dos siglos, el lugar de reposo de los primeros papas de la Iglesia, agrupados en la sala homónima, como el propio Callisto.
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Basilica di San Sebastiano (Roma) |
Las
catacumbas de San Sebastiano (Vía Appia Antica, 136) constan de cuatro pisos, aunque el primero está prácticamente destruido. El mártir más famoso sepultado aquí es San Sebastián, a quien está dedicada la basílica exterior. Durante siglos estos restos subterráneos fueron un ansiado objeto de peregrinación, debido a una leyenda piadosa que asegura que aquí estuvieron enterrados los padres de la iglesia, los apóstoles San Pedro y San Pablo. Sus huesos descansan en el Vaticano, y tampoco están los de San Sebastián, pero la necrópolis es aún de interés gracias al antiguo triclia, que conserva una estancia en la que los antiguos cristianos se reunían para orar y celebrar banquetes en honor a los difuntos. Una vez se atraviesa la capilla de San Sebastián, presidida por un busto atribuido a Bernini, comienza la auténtica catacumba y el repertorio de filas repletas de nichos ahora vacíos.
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Catacumbas de Domitila (Roma) |
Las
catacumbas de Domitila (Vía delle Sette Chiese, 280) son las más grandes de Roma. Se originan en la que fue la propiedad de la noble romana Flavia Domitila, a quien deben su nombre. En su interior está la impresionante basílica semisubterránea de los mártires Nereo y Aquiles. Destacan sus primitivas pinturas cristianas como las que evocan la 'Adoración de los Reyes Magos', la escena de 'Jesús junto a los Apóstoles' o la que se considera la representación del 'Buen Pastor' más antigua que se conoce. Frente a estos espacios, se abren otros hipogeos que sirvieron de enterramiento para aquellos romanos que, por ejemplo, eran alcanzados por un rayo. Esta señal de corte divino (es decir, que el dios Júpiter no los quería a su lado) les impediría ser incinerados (los romanos practicaban la incineración de sus muertos) y les obligaba a recibir sepultura en espacios dedicados a otros cultos. Otras importantes son las
catacumbas de Priscila (Vía Salaria, 430), de las más antiguas de Roma, y conservan algunos frescos de especial importancia con representaciones de la Virgen María o de la Anunciación; y las cercanas
catacumbas de Santa Inés (Vía Nomentana, 349): Se hallan bajo la iglesia de Santa Inés, donde actualmente se hallan los restos de la mártir.
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Santa Maria della Concezione dei Cappuccini |
Hay también numerosos restos arqueológicos que se esconden bajo la superficie. En el número 27 de la Vía Veneto, rodeada por elegantes cafeterías y tiendas de lujo, se alza la iglesia de
Santa Maria della Concezione dei Cappuccini. Desde el exterior, parece una iglesia más, pero en su subterráneo guarda un macabro y enigmático espacio, el cementerio de los capuchinos, compuesto por varias capillas decoradas por completo con los restos de más de 4.000 frailes de la orden dispuestos en un mosaico desde el suelo hasta el techo. Creada entre 1631 y 1870, esta cripta es la mayor expresión del culto a la muerte, lo cual se le recuerda al visitante con una placa que reza: "Lo que eres ahora, lo éramos nosotros; lo que somos nosotros, lo serás tú". La tierra del lugar fue traída especialmente de Palestina.
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Colombario Pomponio Hylas (Roma) |
Cerca de las murallas Aurelianas, en Via Latina, se encuentra el
Colombario Pomponio Hylas, una tumba llena de tesoros artísticos con las figuras de Dionisio, Orfeo, el centauro Quitón que enseña a Aquiles a tocar la lira, Cerbero y Ocno. Tiene un gran contenido simbólico: algunos parecen aludir a los distintos estados del alma en el más allá según la concepción funeraria que reservaba a los difuntos ‘buenos’ un destino en los campos Elíseos y a los ‘malos el Tártaro. Bajo la
basílica de San Juan de Letrán (Basilica di San Giovanni in Laterano) (Piazza di Porta San Giovanni) existe una serie de excavaciones de época imperial muy interesantes. Se trata de un cuartel y diversos edificios oficiales como un pretorio y edificios de la familia Laterana. Al estar situados en una zona periférica de gran importancia que fue reconstruida en tiempos de Septimio Severo para sus Castra Nova Equitum Singularium, los restos nos muestran la transformación de la zona en el bajo imperio.
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Santa Cecilia in Trastevere (Roma) |
En el Trastevere se eleva la maravillosa
iglesia de Santa Cecilia (Piazza di Santa Cecilia, 22), sobre los restos del lugar en donde recibió el martirio la noble romana, Cecilia, en el siglo III. Hay restos de una construcción del siglo II a. C. que ha sufrido cambios hasta convertirse en una ínsula en el siglo II. Ya en el siglo V aparece mencionada como ‘titulus’(casas convertidas en lugares de culto en los primeros siglos).
También en el Trastevere se encuentra la
basílica de San Crisógono (Piazza Sidney Sonnino), cuyo subsuelo custodia los restos de uno de los ‘titulus’ de iglesia cristiana en Roma. Destacan los restos arquitectónicos y pictóricos hallados, como frescos de los siglos VIII y VI, que incluyen una representación de 'El papa Silvestre captura al dragón', 'San Pantaleón sana a un ciego', 'San Benito cura al leproso' y 'Salvación de san Plácido'.
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Basílica de San Crisógono |
Bajo la
Basilica dei Santi Giovanni e Paolo (Piazza dei Santi Giovanni e Paolo), en la colina del Celio dal Palatino, se encontraron en 2002 los restos muy bien conservados de unos edificios del siglo III. Son un testimonio importante del arte de esa época y de la convivencia entre el paganismo y cristianismo.
Cerca de Villa Borghese, se encuentra el Hipogeo Via Livenza, construido en la segunda mitad del siglo IV que conserva una preciosa decoración. La mezcla de elementos cristianos y paganos y el ambiente dedicado al agua con una gran cisterna central, hacen de este rincón de la ciudad una preciosa joya subterránea en la que revivir el ambiente de finales de la época imperial.
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Basilica dei Santi Giovanni e Paolo (Roma/Italia) |
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